palomitas

Recuerdos de esperanza

Y ella seguía velando por su recuerdo... un recuerdo que, estropeado por el tiempo, dibujaba en sus retinas aquella cálida tarde de verano en la que lo conoció... sentado al borde del muelle donde acostumbraba ir para refrescar sus perennes pensamientos... Hoy, todo lo que quedan son preguntas... interrogantes de un amor que por lo visto provenía de un lado solo... un amor que se desvaneció como suspiros en el viento aquel día que despertó con una carta sobre la almohada... arrugada y manchada por gotas de lluvia de una noche solitaria y apagada... una carta de la cual no puede olvidar su última frase... "lo lamento y recuerda que siempre vivirás en mi corazón..."

Con el correr de los años su vista se fue perdiendo mas y mas... hasta que en su mirar no había nada... solo muestras de una vida cubierta por injusticias y malos tratos... de explotación y disconformidad.... una vida que distaba mucho de ser lo que ella se había imaginado aquella tarde de verano... Con el correr del tiempo ese desinterés ante la vida tuvo su cable a tierra... primero en el juego... luego en el alcohol. Esa doncella de cuerpo de vidrio que ha sabido acercarse a toda aquella alma en pena con la falsa promesa de alejarlos de sus pesares... Su mundo, cada día más oscuro, se fue reduciendo a pequeñas habitaciones en distintos hoteles y callejones... entregando su cuerpo por un pedazo de pan duro, un lugar donde dormir o un trago de su néctar favorito...

Un día se despertó... olvidada por el tiempo... dolorida y agobiada... con los ojos empapados en lágrimas y el alma reducida a escombros... Con sus primeras fuerzas salió de la cama, miro por la ventana y se dejo caer... llorando, tapándose la cara con sus manos mientras el sol de la mañana alumbraba su descuidada figura. Y siguió llorando... lloro por el ayer... lloro por hoy... lloro hasta que entendió que no hay porque llorar por el futuro... porque el futuro es un libro en blanco esperando a ser escrito por nuestras propias decisiones.... y es ahí donde, entre tantas lagrimas, surgió una sonrisa... por primera vez en muchos años la esperanza había llenado su corazón... porque nunca es tarde para volver a comenzar... para volver a creer...

Decidida tomo su abrigo y abrió la puerta, era un cálido día de otoño, el sol brillaba mientras una cálida brisa acariciaba su desgastado rostro. Lentamente saco las llaves de su bolso y con un aire de satisfacción y melancolía tranco la puerta de su pequeña casa... respiro hondo y comenzó a caminar. Esos duros días de encierro habían quedado atrás, sus lágrimas habían borrado todo rastro de esperanza pero, como una flor en una tierra desértica, esta de alguna forma siempre se las arregla para renacer... sobre todo si alma que la contiene tiene la calidez que en ella habita...

Postedo a las 9:07 del lunes, 4 de agosto de 2008