obligaciones

Obligaciones

Los 6 soldados tomaron sus sobres de la mesa, estaban cerrados y tenían varios sellos por fuera. Rompieron el envoltorio y sacaron de su interior una cartilla que contenía un nombre, varios números, una de entre seis regiones del cuerpo: cabeza, corazón, pulmón izquierdo, pulmón derecho, estomago y bajo vientre, y por ultimo varias firmas y mas sellos.

Luego de observar sus cartas, se dirigieron a una pequeña sala blanca manchada de nombres; nombres escritos en sangre que gritaban mudos escondidos bajo la hipocresía de la pintura blanca. Una larga y angosta mesa metálica se encontraba en el centro de la sala. Su superficie rayada y maltratada trasformaba aquella pequeña habitación en un pequeño quirófano de sueños rotos, solo que faltaba la anestesia y las ganas de salvar vidas. Al fondo una gastada y vencida vitrina cargada de rifles de alto calibre colgaba de la pared. Cada soldado, dependiendo de la región del cuerpo que le indicase su carta, tomaba un arma en particular. Por ejemplo: al que le había tocado "bajo vientre" tomaba una carabina cuya bala media varios centímetros de largo y un tirabuzón tatuado alrededor de toda la munición. Indiferentes y sin mirarse unos a otros armaban sus armas sobre aquella larga mesa de metal. El frío eco de metales chocado entre si formaban una nueva versión de la marcha fúnebre mientras las agujas del reloj marcaban mas de las 8 de la noche.

Una vez que todos terminaron de armar sus armas y realizar ciertas verificaciones se movilizaron al sector superior donde se encontraba el depósito. Un olor a encierro y humedad inundaba el ambiente de aquel viejo templo olvidado por el tiempo. Uno de los soldados se adelanto al resto y sin decir una sola palabra abrió una pequeña caja fuerte cuya combinación se encontraba en cada una de las cartillas ya mencionadas. De ella saco seis balas, todas en una pequeña bolsa de nylon rotulada con el nombre de "Hernan Rose". Repartió cada una a quien corresponda dependiendo del calibre y el tipo de arma que portase, cerro la caja casi con una gentil violencia y abandonaron aquel funesto lugar.

Una expresión fría y muerta se escapaba por esos seis pares de ojos. Rostros marcados por la hoz de la parca y bocas incapaces de sentir el calor de un beso resultaban en almas resecas y corazones resquebrajados. Recargaron sus armas y luego de subir varias escaleras y traspasar varios corredores entraron a una habitación cuyo número de puerta también se encontraba en la carta. En este caso: 06.

La puerta daba a una habitación sin techo pero con un buen enrejado de gruesas varillas y alambres de púas. Sus gruesas paredes de concreto encerraban un olor a cloro y otros abrasivos baratos que inútilmente trataban de opacar el olor a sangre y pólvora. Un hombre alto y delgado, vestido con un mameluco anaranjado y un numero de 8 cifras dibujado en el pecho, se mantenía parado en el fondo de la habitación mientras potentes focos dibujaban sus sombras en aquel solitario piso. Mantenía su cabeza gacha, las manos atadas a su espalda, sus pies apresados al piso y la cabeza tapada por una bolsa de tela negra la cual se movía al compás de su agitada respiración. Uno de los soldados lee el nombre de su carta en voz alta esperando una confirmación que nunca llegaría. Los 6 soldados se paran en línea uno al lado del otro frente al abatido y solitario hombre según una línea amarilla pintada en el piso. El sonido del silencio taladraba los oídos. El martillar al unísono de las seis armas quebranta aquella quietud produciendo un eco que alimentaba a todos los demonios que se encontraban alrededor del sentenciado. Unos segundos más tarde éste cae desplomado contra el suelo con seis heridas letales en las partes más vitales de su cuerpo. Los seis soldados dejan la habitación mientras el eco de los disparos todavía resonaba contra las paredes...

Hernan Rose había sido sentenciado por el asesinato de su esposa y su pequeña hija de 3 años. Lo que nadie sabe es que en ese momento Rose se encontraba caminando hacia la plaza con un libro titulado "El seis de diamantes".



Posteado a las 10:14 del martes, 14 de octubre de 2008