La-espera

La espera

Ella estaba, como siempre, sentada detrás de la ventana, tejiéndole ese buzo azul para mantenerlo calientito. En su mente revive el momento en que llegue, en que pase por esa vieja puerta que bien supo verlo crecer, corretear, jugar... ignorante de lo que el destino le tenía preparado. Hoy, a varios meses de su partida, ella sigue esperando... como cada día desde que partió, con los ojos empapados en lágrimas y el corazón en la mano dispuesto a entregárselo a quien sea para que su hijo volviera a su lado.

Los días pasaban y sus esperanzas se iban extinguiendo... pero a veces renacían con más fuerza que nunca... como un sol que asoma sus primeros rayos después de una tormenta, pero en vano, sin saber que su sueño no era más que eso... un sueño. En el fondo ella sabia que él nunca llegaría... que no era más que un nombre esculpido en un gran muro de mármol... un muro que no hace otra cosa más que representar la hipocresía humana.

Con el correr de los años ella visito el muro, ayudada por su bastón y acompañada por un dolor que no había desaparecido desde que aquella mañana en que encontró aquel sobre arrugado dentro del baúl de la correspondencia. Un sobre que albergaba una carta teñida de sangre y que, disimulada por bellas palabras y emblemáticas letras, era la portadora de su nuevo compañero diario... el dolor por la pérdida de su hijo... Ella busco por largas horas el nombre de su hijo, sigilosa, esforzando su cansada vista al extremo, removiendo esas lágrimas que se empecinaban en no dejarla leer... Pero ella nunca lo encontró. El estaba escondido entre un mar de almas olvidadas por el tiempo. El ahora no era más que un viejo recuerdo, un fantasma en la memoria de quien lo quería... un sombra que solo vivía en su corazón...

Postedo a las 15:36 del jueves, 31 de julio de 2008