el_consejo

El consejo

Era una fría noche de invierno. El viento soplaba furioso mientras la densa lluvia golpeaba el vidrio de su ventana. Tirada en su cama junto a una gran bolsa de sueños rotos yacía inerte como una estatua. En sus lágrimas se reflejaba el rostro alegre de quien había sabido ser la base de su vida y promotor de sus nobles ideales. Recordaba aquellos bellos momentos que habían pasado juntos. Momentos que, por algún motivo, ella decidió interrumpir con su repentina partida.

Como toda joven había soñado con cambiar el mundo, con ser un ejemplo para la humanidad. Había imaginado un mundo donde todo fuese armonía, un mundo donde los niños jugaran alegres, un mundo donde las palabras hambre, miseria, pobreza y por sobre todo guerra no fuesen mas que representaciones abstractas de un pasado lejano y absurdo.

Esos ideales hoy se desplazaban en su cabeza como una vieja marquesina publicista. Lagrimas de diamantes mojaban su almohada mientras pensaba en todo lo que abandono para hacerlos realidad. Buenos y feos momentos iban y venían a su memoria. Pero era aquel dolor por ver sus creencias abandonadas el que prevalecía, haciendo que en su rostro no se refleje el menor indicio de felicidad.

Cansada de sentir pena por sus decisiones encendió el televisor. Un informativo local cubría la noticia de la contaminación de un pequeño río que, además de ser fuente de trabajo para los habitantes de la región, constituía una arteria principal a nivel ecológico. La indignación se apodero de su alma de tal forma que se paro de su cama enérgicamente y golpeo aquel viejo aparato tan fuerte que éste cayo del modular en el que se encontraba deshaciéndose violentamente contra el piso.

Pensando que ya nada se podía hacer por este mundo decidió buscar un nuevo trabajo, venderse al comercialismo y ser parte de una sociedad burocrática y consumista con la esperanza de obtener los recursos necesarios para volver a su ciudad natal y tratar de recuperar aquel tiempo que había pasado lejos de sus seres queridos.

Como era su costumbre se dirige a la cocina a tomar un vaso de agua antes de acostarse. A oscuras se desplaza como un sonámbulo, toma el primer vaso que su mano encuentra, abre la canilla y mientras llena aquel recipiente una sombra pasa rápidamente por detrás de ella acariciándole muy suavemente el pelo. Un escalofrió recorrió su espalda haciendo que el vaso se escurra de sus manos. Miro a su alrededor pero no vio a nadie. Un poco asustada se limito a encender la luz y al ver que la única alma en esa casa era la de ella comenzó a juntar los fragmentos de vidrio.

Una vez que termino de limpiar apago la luz y mientras se dirigía a su habitación escucha el crujir de las maderas del piso de su cuarto. El miedo se apodero de su alma dejándola petrificada por un instante. Sus manos, sudorosas, atinaron a tomar la cuchilla que estaba sobre la mesa y sin pensarlo comenzó a caminar hacia su dormitorio. El jadear de una persona se dejaba escuchar desde su habitación haciéndola detener su sigiloso paso. Temblorosa y muy asustada abrió la puerta y mientras trataba de encender la luz una voz grave, casi de ultratumba, le dice: "... No te molestes, no lo lograras..." Rápidamente gira en dirección al sonido mientras una misteriosa figura sale de entre las sombras. La luz de la luna que entraba por la ventana rebelaba una persona muy mayor... encorvada, vestida con antiguos y muy desgastadas vestimentas. Su pálido y arrugado rostro proyectaba una sensación de dolor e indignación mientras su viejo bastón lo ayudaba a mantenerse en pie.

"¿Quien es usted?" pregunta ella... "Eso no es importante" le responde indiferentemente...

Sus vidriosos e incisivos ojos la observaban detenidamente mientras comienza a caminar lentamente a su encuentro. Asustada retrocede unos pasos pero enseguida recapacita y se detiene. El continúa avanzando y justo cuando parecía que la iba a pasar se detiene a su lado posando su fría y demacrada mano sobre su hombro.

"No te rindas" dice en voz baja mientras no quita su vista del oscuro vacío. "No dejes escapar tus sueños" agrega mientras retoma su cauteloso andar.

De pronto el rechinar de las maderas del piso deja de oírse. Ella, recobrando el aliento, voltea rápidamente solo para notar que aquella persona se había esfumado como cenizas en el viento.

Con el tiempo ella volvió a su ciudad natal. Visito a sus padres y hermanos. Compartió buenos momentos con amigos y por sobretodo regreso a los brazos de quien había sabido esperarla durante todos este tiempo.

Durante el correr de todos estos años ella nunca volvió a saber de aquel misterioso personaje. Muchas veces se pregunta si había sido real o si solo había sido producto de su atormentada imaginación. Lo que no podía negar es que aquellas palabras habían repercutido muy fuerte en su cabeza devolviéndole la confianza que había perdido. Hoy en día sigue luchando por aquello en lo que cree solo que esta vez no esta sola en su pelea.



Posteado a las  9:21 del martes, 14 de octubre de 2008