Son mas de las 12 de la noche. El sonido de un grillo se filtra por la ventana inundando la habitación de una incomoda tranquilidad. Algunos perros ladran a lo lejos; algunos mas fuerte que otros. Luego de unos segundos el silencio se vuelve a adueñar de la escena y solo se ve interrumpido por el canto de los grillos... varios grillos. La idea de estar en una casa en el medio de la nada ocupa mi mente. En mi cabeza escucho el golpeteo de las olas al romper. Se que no están ahí pero igual me hizo sonreír. Sonrisa que se desdibuja al imaginarme solo en el medio del campo. La luz cálida de la portátil vibra imperceptiblemente mientras mis ojos intentan seguir leyendo las pequeñas letras que tengo en frente. Mis parpados parecen comienzan a pesar. A mi lado la respiración de Blacky los hace de plomo. Un perro viejo le ladra a la noche. Indiferente, sin ganas. Como tomando conciencia de la irrelevancia de su ladrido.
Una brisa de verano sacude las cortinas y por un momento no se escucha nada mas que el siseo de la tela al retornar a su posición. Doblo la esquina de la pagina y cierro el libro. Mis articulaciones se quejan al dejarlo sobre la mesa. Las paredes me miran como recordando quien soy. Apago la luz y sin esfuerzo la oscuridad se hace dueña de la casa. Blacky se mueve a mi lado. Michi se acurruca...
Es hora de dormir... Cri, cri, cri, cri... Es hora de soñar...
Posteado a las 15:35 del lunes, 28 de diciembre de 2015