Sentado en el viejo banco de la estación esperaba una razón para regresar, pero todo lo que encontró fueron razones para no hacerlo. Miro a su lado y la noche cubrió sus ojos. El silencio de sus tormentos acuchillaba su garganta mientras el suave repiqueteo de las gotas de lluvia golpeaba tímidamente el cemento de la calle. Aquellas bestias de vapor pasaban a su lado, indiferentes, salpicando de barro los pedazos de sueños que había dejado derramar entre sus pies. Nadie notaba su presencia. Nadie notaba su ausencia. Nadie notaba sus temblorosos dedos entrelazados con fuerza sobre sus piernas. Nadie nunca notaba nada.
Nadie pregunto donde se encontraba o a donde había ido, pero el seguía buscando una razón para volver. No era más que un fantasma olvidado por el tiempo. Un fantasma al cual nadie temía y del cual nadie esperaba nada. Levanto la vista y vio como un pequeño niño lo observaba desde lejos. Un niño perdido en la inmensidad de la noche, un niño que, como él, no tenían una razón para volver. Se miraron fijamente durante un largo rato antes que aquella pequeña sombra retomara su lento andar. El lo siguió con su mirada hasta que la oscura noche lo devoró lentamente haciéndolo desaparecer como a esos sueños que vamos dejando de lado a medida que crecemos.
La lluvia se hizo más fuerte minutos antes de detenerse. Un silencio ensordecedor y un húmedo calor característico de las noches de noviembre se apoderaron del ambiente. Sus dedos comenzaron a liberarse de la presión que se ejercían mutuamente. Seco sus ojos y acomodo su cabello. Miro a su izquierda y, mientras el cielo comenzaba a aclarar, pudo ver claramente como su destino se aproximaba. Puso sus manos en los bolsillos, bajos su vista y emprendió su andar. El ruido de sus gastados zapatos contra el pedregullo era todo lo que se escuchaba, eso y el lejano martillar del pasado. Miro al horizonte, subió el cuello de su campera y comenzó a caminar. Nunca más nadie volvió a notar su presencia. Nuca más nadie volvió a olvidar el recuerdo de su ausencia.
Posteado a las 10:50 del martes, 14 de octubre de 2008