Hay que guardar un cierto orden. Me refiero a un orden de prioridades. Algunos de los chicos no lo han conseguido. Algunos de los chicos se han muerto y otros están en camas de hospital esperando. Como esa chica a la que todo el mundo quería, que murió en menos de dos semanas. Sabes que se muere el chico alto y rubio, muy delgado, que había pasado dogas desde Holanda, y había robado coches y que había estado a punto de morir cuando una pareja de portugueses le machaco la cabeza con una pistola que ahora espera en una cama con la dignidad de un general fusilado. Un chico alto, rubio y delgado que preguntaba siempre por la próxima fiesta. Nunca pensé que tuviese que mirar a la cara a tantos chicos muertos.
Hay una nueva desgracia esperando en el pasillo, y ha venido para quedarse. En cualquier caso conviene aclarar que si no abro la puerta no es por eso. Hay un millón de maneras distintas de joderlo todo definitivamente y ninguna me gusta más que la otra. Estos no son los días de las víctimas. De alguna manera estarán en mis canciones. Como los pasos de todos los perros están en las huellas de un solo perro. Si me preguntan a mí, te diré que no me gustan como están las cosas, pero tampoco tengo intención de entrometerme. Por ahora solo quiero estar encerrado.
No quiero volver al colegio de los idiotas, ni a la universidad de los idiotas, ni a la fábrica de los idiotas. No quiero ser el dueño de una sonrisa navegable. Vístete con lo mejor que tengas y corre a tu cuarto. Nadie puede sacarte de allí. Nadie puede entrar en tu cuarto, nadie puede entrar en el mío. La contraseña cambia cada vez que intentas recordarla. Las ventanas son negras. Las paredes son de piedra. El ascensor está roto y las escaleras van desde el sótano hasta el tejado sin dentarse aquí. Échate a dormir, te avisaré cuando pase algo. Solo saldremos cuando halla una buena fiesta. Cuando estemos todos cantando algo grande. Dios sabe que somos buenos. Cuando nos sentaban a todos en el patio del colegio sabíamos que las canciones estaban equivocadas, peo también sabíamos que las voces no lo estaban. Confiábamos como niños, esperábamos intranquilos como niños. Muchos se dejaron engañar como niños. Los demás están encerrados en mi cuarto.
No miramos hacia arriba porque no se nos ha perdido nada en las estrellas, todo lo que tenemos está tirado en el suelo. Las niñas de las zapatillas de colores son inmunes a vuestros presagios. Todo cambia muy deprisa y hay que ser un lince para atrapar al mentiroso. Puede que no sea verdad ahora, pero también puede ser que te frían en la silla por todo lo que estás jurando esta semana. Si me preguntas a mí te diré que solo quiero chicas bonitas y cerveza. No quiero más años de los que pueda manejar con una sola mano. Puede que solo esté dando vueltas, pero no creo que tú puedas hacer un remolino mejor. La chica rubia ha pasado toda la tarde en el cine, pero no ha encontrado a nadie que le diga que es lo que tiene que hacer. Ha pagado su entrada y a pegado los ojos a la gran pantalla. Dos mil soldados desfilan por las calles de París, pero está tan sola como al principio.
Se está volviendo todo tan aburrido que cualquier pequeño asunto doloroso con un chico de otro edificio parece bueno. Después se da cuenta de que todos los dedos dejan huellas y entonces llora, y se pone a buscar a alguien que de verdad se lo merezca, y después de mirarse desnuda y de recordar todos los nombres de hombre que conoce, se pregunta ¿Hay vida en Marte?
Fragmento de el libro "Heroes" de Ray Loriga
Posteado a las 10:12 del martes, 14 de octubre de 2008