nostalgias

Nostalgias

Hoy me visito un amigo, hacia tiempo que no pasaba. Apenas llego nos pusimos a charlar, pero no esas charlas vanas, nos pusimos a charlar de temas que me tocaban. No hablaba de tonterías, eso era bueno, me conocía bien todavía. Le refresque mi historia y le conté todo acerca de ese periodo en que el no había estado. Le conté de mis amores, de mis desengaños. Le conté de mis proyectos, de mi nueva vida pero el parecía conocer, de ante mano, todo lo que yo de decía.

El me contó donde había estado, pero dio muchas vueltas para decir poco. Me contó que me extrañaba pero que no quería venir por acá mientras yo este ocupado. Asentí con la cabeza, había estado muy ocupado todo este tiempo. Muchos fueron los proyectos que emprendí. Comencé a mudarme, empecé mi propio negocio, continué con mis estudios mientas me dividía para seguir haciendo eso que yo siempre hacia: escribir.

Es raro, pensé, nunca me sentí solo todo ese tiempo y sin embargo el no estuvo ahí. Recordé también que deje de lado mi familia, incluso a la mujer que amaba. Me reconforte pensando que aun estaban a mi lado y que me querían, lo cual habla muy bien de la originalidad de sus sentimientos hacia mí.

Un silencio invadió la habitación, pero no un silencio incomodo, un silencio calido y necesario. Nos miramos a los ojos frente a frente. De pronto el comenzó a parecerse a ella; a mi madre. Mire de vuelta y ahí estaba el pero pronto se desvaneció y vi a mi padre. El seguía mirándome fijo, pero, nuevamente, el yo no era el, era ella: mi amada esposa y madre de mis hijos.

Sonreí. Le conté lo que me había pasado. El me miro y con una condescendiente sonrisa me pregunto: te sorprende? Lo mire fijo, no entendía el porque de su pregunta, pero mucho menos entendía su reacción, o su respuesta. Nuevamente tuve la sensación que ya sabia todo lo que le había contado. Mas aun: tenia la sensación que sabría hasta lo que iba a decir… y, porque no, hasta lo que pensaba. Me miro a los ojos y dijo: Recuerda que siempre que todas las personas que verdaderamente amas viven dentro de ti.

De la otra habitación escucho, de pronto, las risotadas de mis hijos. Estaban jugando a policías y ladrones. Me perdí un tiempo en sus correteos, en sus manitos y sus nerviosas risas. Dieron unas vueltas por el living donde estábamos nosotros y salieron rápidamente. “Te atrapare, te atrapare” se escuchaba desde lejos.

De pronto, cobre la conciencia. Me había perdido entre mi cariño hacia ellos. Gire mi cabeza y veo que el no estaba. Sonreí nuevamente, me levante y deje sobre la mesa unos viejos escritos que sostenía en mis manos. Fui a la cocina y abrasé muy fuere a mi esposa y, mientras los chicos jugaban afuera a la luz del poniente sol, hicimos el amor.

Recordé cuanto extrañaba sentir su piel cerca de la mia, recode cuanto extrañaba su respiración en mi oído, pero por sobre todo recode cuanto amaba su mirada. Me desvanecí en mis recuerdos, en aquellos jóvenes días, en aquellos días en que la conocí. Recode cuanto amaba quien era, sus principios y valores. Valores esenciales que siempre admire en las personas. Valores que veía en mis padres y que luchaba por hacer propios.

Pronto entendí que no había estado hablando con mi amigo, que había estado hablando con su recuerdo, con mis viejos, con mi esposa, con mis hijos. Todos transformados en su imagen. Con la proyección de mi subconsciente hacia todo lo que amo. Entendí que había estado horas hablando conmigo mientras escribía, mientras hacia aquello que amo.



Posteado a las 11:15 del martes, 22 de diciembre de 2008